Los transgénicos contaminan genéticamente a otras especies tradicionales. Se han detectado varios casos en el Estado español, demostrándose que la coexistencia es del todo imposible. La producción transgénica acaba con la agricultura convencional y ecológica dejando la agricultura en manos de cuatro multinacionales que controlan el mercado de las semillas, de los productos químicos asociados y, a menudo, la producción. En otras palabras, la biotecnología y los Organismos Modificados Genéticamente profundizan aún más en la desposesión del campesinado sobre el proceso de producción.
Los transgénicos incrementan el uso de agroquímicos, con la consiguiente contaminación medioambiental. Como las plantas son tolerantes a un determinado herbicida, se pueden utilizar altas dosis del mismo. Esto genera la aparición de hierbas resistentes, lo que implica la utilización de más productos químicos para combatirlas.
También hay que señalar el impacto de los Organismos Modificados Genéticamente en la salud de las personas. Se han detectado casos de alergias que hasta hace poco no existían causadas por la introducción de nuevas proteínas en los alimentos; aparecen nuevos tóxicos en la comida; resistencias a antibióticos; incremento de la contaminación en lo que comemos.
Los Organismos Modificados Genéticamente tendrían que estar prohibidos como ya sucede, total o parcialmente, en países como Irlanda, Francia, Austria, Grecia, Luxemburgo, Hungría, Italia, Polonia y Alemania, paradójicamente el Estado español es de los pioneros en su producción. Nosotros queremos un territorio libre de transgénicos.
Fuente: Esther Vivas ( entrevista en www.rebelion.org )
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