jueves, 7 de enero de 2010

Dos mil diez

En el camino de arena de la vida
decidimos los pasos que damos.

Inspiramos descalzos el aroma de luz
en las miradas de nuestros gestos
el abrazo del Sol en cada sonrisa.

En el transcurso de un simple beso
llueven cartas no escritas
regalos aun por abrir
llueve la manera que tenemos de silenciarnos
la necesidad de la planta, la sed del mundo.

En la cueva de nuestras emociones
siempre arde una hoguera.
Alguien frota sus manos con las de otros
y el fuego del abastecernos
dibuja sobre las paredes esferas perfectas,
mares en calma, niños jugando.

Sobre la piel de nuestra historia
no hay espada que no corte
ni herida del todo transparente.
Cada canción que nos atraviesa
es enjambre y riesgo
picadura que será miel
dulce alimento en nuestros labios...

Si sabemos de la espera
si en el esfuerzo creamos
y nos dejamos SER

Si creemos en la luminosa fuerza
de tanto corazón en tantos corazones
y abrazamos con sentido los errores
la niebla o el dolor
para comprendernos y contagiarnos
con la magia de notar
en las plantas de los pies
la ardiente arena
de este camino llamado VIDA.

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