miércoles, 22 de agosto de 2012

XXXIV

Parecen pequeños
los senos de esta noche.

Fríos, tal vez, los árboles.
Es sábado.

Lloran,
los ojos más queridos de la tierra
canciones.

Aunque parezca perdido
estoy en mi lugar,
centrado en la palabra,
en el verdadero canto;
previo silencio
que la mirada transporta
más allá de
su ego
al mundo
y lo vuelca sincero,
como semillas…

Todo movimiento
se presenta frente a mí
excesivamente veloz, y cae.

Lloran
lejanas luces de neón,
mueren canciones.

Los perros
se desorientan
de la plaza
y me señala el reloj, incansable hueso roto.

Aunque parezca perdido,
solitario en este banco,
amo este espacio con total sinceridad.

No soy torpe abrazando
ni cansino al callar.

Sufro y río a modo de planta.

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