
Aprender de la belleza humilde de lo cotidiano, ser en la mirada misma, en lo observado, ser lo observado. Rodeados de este regalo, poderoso y sencillo, metáfora de lo que somos si cortáramos esas gruesas cadenas que nos atan... mente, cuerpo, juez, miedo...trabajando constantemente en nosotros, en nuestro interior para poco a poco, conscientemente, respirar alegres al conocernos, despojándo mil superficialidades.
La belleza espejo del azar, de la luz, de la sombra, del momento.
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